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El estilo de vida mediterráneo

By 16 enero, 2018agosto 26th, 2019No Comments

Seguro que si piensas en rosquilletas -sobre todo si creciste, eres o vives en la Comunidad Valenciana- te vienen a la mente almuerzos de colegio, meriendas en casa de la abuela con horchata o leche con canela y limón, y un sinfín de ratos más que inmortalizar: todo tan tradicional, todo tan mediterráneo…

Pero claro… si paseamos por la línea de tiempo hasta llegar a nuestro yo del presente y pensamos en nuestro día a día guiado por un frenético ritmo de vida plagado de citas y tareas pendientes, posiblemente -así, como suposición- puede que nuestro tierno e infantil concepto de “rosquilleta” se distorsione y derive en ese recurrente snack que comemos deprisa y corriendo entre reunión y reunión, dando paso a una nueva definición: el almuerzo salvavidas, la súper rosquilleta al rescate. Por ello, queremos demostrar que en Velarte abogamos por romper con ese estrés adulto, con la idea del “como algo rápido y sigo trabajando” y apostamos por volver a los inicios, por cuidar los recuerdos y -por qué no, ya que nos ponemos- por ser consecuentes con la tan bien considerada dieta mediterránea. Y es que… ¿puede haber algo más mediterráneo que unas rosquilletas?

Así que -sin nada más que añadir- te damos algo de inspiración para rediseñar un poco tu rutina, ser más fiel a lo mediterráneo y recuperar un poco de calma…

Come más alimentos frescos y saludables

Que la falta de tiempo no te llene de excusas. Llena la nevera de más años de vida y de mejor humor: comer sano -te lo aseguramos- te hará más feliz. Verduras, frutas, legumbres, pescado, arroz… hay cabida para todo en su justa medida.

¿Aceite de oliva? Sí, gracias

¿Sabías que… ? Entre los grandes beneficios de AOVE, encontramos que fortalece el sistema inmunológico y favorece la presión arterial, además de controlar el colesterol y ayudar a nuestro sistema digestivo.

Que el ejercicio no se quede en el olvido

Si no te gusta el gym, no problem. Busca un deporte que te motive o sencillamente, baja a pasear, corre, camina rápido… en definitiva: mueve el corazón -y las rodillas- que no traemos de repuesto.

Calma: el mundo no se acaba

Aunque las horas pasen como minutos y sientas que un desastre natural va a suceder… respira. Toma asiento, busca en Internet una receta que te guste, abre el vino tinto, llama a ese amigo, sal a que te pegue un rato el sol y disfruta de un momento para ti. Y por qué no: hazte una merienda como las de antes y moja tus Velarte favoritas como antaño; volver a tus raíces será la mejor terapia. Y recuerda: be slow, que el mundo nunca se acaba.